Liposucción

La liposucción es una técnica quirúrgica para eliminar depósitos de grasa inestéticos en determinadas áreas del cuerpo, incluyendo cara y cuello, brazos, tronco, abdomen, nalgas, caderas, muslos, rodillas, pantorrillas y tobillos.

La liposucción no es un sustituto de la reducción de peso, ni un tratamiento de la obesidad. Es un método para eliminar depósitos localizados de tejido graso que no responden a la dieta o el ejercicio. Puede ser realizada como un procedimiento primario para mejorar el contorno corporal, o en combinación con otras técnicas quirúrgicas, como lifting facial, abdominoplastia, o lifting de muslos, para tensar la piel relajada y estructuras de soporte.

Una piel firme y elástica lleva a un mejor contorno final después de la liposucción.


¿Existen riesgos en la lipoaspiración?

Cualquier procedimiento quirúrgico entraña un riesgo. La decisión individual de someterse a una liposucción se basa en la comparación del riesgo con el beneficio potencial.

Aunque la mayoría de los pacientes no experimentan las siguientes complicaciones, algunos de los posibles riesgos son:

  • Irregularidades del contorno de la piel: pueden ocurrir irregularidades del contorno y depresiones de la piel después de una liposucción. Pueden necesitarse tratamientos adicionales incluyendo cirugía para tratar irregularidades del contorno de la piel tras una liposucción que suelen realizarse mediante anestesia local y de modo ambulante.
  • Asimetría: puede no conseguirse un aspecto simétrico del cuerpo tras la liposucción. Factores como el tono de la piel, prominencias óseas, y tono muscular, pueden contribuir a una asimetría normal en los rasgos corporales.
  • Seroma: Los acúmulos de fluido ocurren infrecuentemente en áreas donde se ha realizado liposucción y generalmente se resuelven de modo espontáneo o mediante el drenaje percutáneo mediante jeringa en consulta.


Tras someterse a una cirugía de liposucción el paciente deberá llevar una prenda de compresión o faja que le comprima el área tratada durante aproximadamente unas cuatro semanas.

El paciente podrá caminar y hacer vida relativamente normal desde el día siguiente de la intervención evitando la realización de ejercicio físico, estando normalmente recuperado unas dos semanas después de la misma.



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